A veces como ausentes...
A veces ignorados...
A veces criticados...
A veces...
Existen... Los que siempre están ahí.
Cuando en la ventanilla del estadio o en el mostrador del Club, pedimos que se nos atienda. Sin embargo se nos olvida a veces dar las gracias.
Existen... Los que siempre están ahí.
Cuando colocamos la entrada o el carnet debajo del lector del torno y escuchamos: ¡Pase, pase!. Y a continuación alguien dice: “Buenas tardes, ¿Puede Ud. abrir su bolsa, para ver su contenido?”.
Existen... Los que siempre están ahí.
Cuando recoges la almohadilla de la Cruz Roja, a cambio de unas monedas para esa buena causa de la que todos hemos necesitado. Y si te fijas, otras personas con chaleco naranja, siguen pendientes de ti... por si acaso.
Existen... Los que siempre está ahí.
Cuando vamos a pedir un refresco, huyendo del agobiante calor o para enjuagarnos la garganta, reseca de animar a nuestro Efesé. Y en pocos minutos han despachado a todos.
Existen... Los que siempre están ahí.
Cuando por fin el Efesé ha ganado y te relajas en la grada recogiendo, banderas, pancarta, bombos, chaleco, pipas, pitos y flautas y se oye desde la puerta: ¡Venga que tengo que cerrar! ¡Daros prisa!.
Existen...Los que siempre están ahí.
Cuando termina el tiempo del estadio y subido en el coche pasas el semáforo de la Alameda de San Antón en rojo, siguiendo las indicaciones del guardia de servicio, diciendo: ¡Siga!,¡Siga!. Agitando los brazos.
Existen... Los que siempre están ahí.
Cuando por fin llegas a saborear esa cerveza en el D´Mar (Bar del Mani), el dia ha sido perfecto. Gracias.
Esta foto va dedicada en especial a un amigo y para todos “los que siempre están ahí”, con el cariño de un socio de la peña La Atalaya.